lunes, 27 de febrero de 2017

El lagunero que pudo reinar

por Melchor Padilla



En la plaza del Adelantado de La Laguna, en la esquina de la calle Nava y Grimón, o del Agua como prefieren llamarla los laguneros de siempre, y frente al palacio de Nava,  hay una antigua casa canaria que está ocupada en la actualidad por una de las salas de exposiciones de la Fundación CajaCanarias y que con anterioridad fue uno de los bares con más solera de la ciudad, el Bar Palmero. Pues bien, esa casa guarda tras sus muros algunas historias que pocos conocen. Vamos a contarlas.

Dice Alejandro Cioranescu en su Guía de La Laguna que “la casa número tres, de dos pisos, del siglo XVIII se considera edificada sobre el solar de Andrés Xuárez Gallinato (¿-1525), conquistador de la isla y sobrino del Adelantado. 

A mediados de 1479, llegó a las islas, comisionado para apaciguar las desavenencias surgidas entre los conquistadores de Gran Canaria, Pedro Fernández del Algaba o Pedro de Algaba, caballero sevillano que había recibido título y atribuciones de gobernador de la naciente población. Le acompañaban su mujer, Doña Leonor Xuárez Gallinato, sus hijos y el capitán Alonso Fernández de Lugo, cuñado de Doña Leonor. Un hijo de Algaba y doña Leonor, Andrés Xuárez Gallinato, acompañó al Adelantado en la conquista de La Palma primero y en la de Tenerife después, beneficiándose de los repartos de tierras tras la conquista de esta última. Tenemos constancia por las Datas de la isla de Tenerife que Gallinato reclamó en 1507 el solar que hoy ocupa la casa: "Conosco yo A. S. G. q. levé de aquí por mandado del Sr. Adelantado una carta albalá original de un solar q. me fue dado en La Laguna y porque es verdad lo firmé de mi nombre. A. S. G."

La plaza del Adelantado en el siglo XVI.
La casa fue después propiedad del Licenciado don Juan Suárez Gallinato (¿-1578), regidor de la isla, fundador de un mayorazgo que gozaron más tarde junto con la casa los marqueses de Quinta Roja; se hizo célebre gracias a la leyenda de que el diablo se había llevado su cuerpo, mientras lo llevaban a enterrar a San Francisco.

En un manuscrito que dejó sin terminar Fernando de la Guerra y de Hoyo, marqués de San Andrés, Regidor Perpetuo de la isla de Tenerife en el s. XVIII, titulado "Idea del estado de la nobleza en la ciudad de La Laguna" que dió a conocer el historiador Leopoldo de la Rosa Olivera, publicándolo con el título "La calle del Agua", se cuenta esta curiosa historia:

"Enfrente de la casa de Nava está el sitio de los de Gallinato, el célebre Gallinato que hizo el vínculo que goza el Marqués de la Quinta, y que murió en la casa junto a San Francisco, que tenía un pequeño valcon de madera, que por sacarlo por el para llevarlo a enterrar, por haber sido Abogado, Corregidor en España y Regidor en esta Isla y, por fin, hombre que instituyó Mayorazgo, con la casualidad de haberse embayetado desde su casa hasta San Francisco, que está muy cerca, dijeron vulgarmente que se lo había llevado el Diablo, cuya voz ridícula duró mucho tiempo, porque en una capilla que llamaban de Gallinato (...) en el techo había una perilla antigua de madera, que figuraba una botija, y decían que, por milagro del Diablo, no se podía tapar el agujero que había hecho el mismo Diablo quando sacó el cuerpo de Gallinato, con lo que todos los muchachos que se criaron viendo y oyendo ésto lo creían, siendo un gentil disparate creer que el Diablo llevase a Gallinato por el techo, como si lo llevase al Cielo."


Según Viera y Clavijo 'la ridícula fábula de la exhumación de su cadáver por manos de Diablos, y de su rapto por el techo de una de las capillas colaterales de la iglesia de San Francisco de la ciudad de La Laguna, es un famoso cuento de viejas y una patraña forxada para embaucar y dormir niños' Cree este autor que esta historia se originó en el hecho de haber tenido que descolgar el cadáver por una de las ventanas de la casa mortuoria cuando se le sacaba para darle sepultura pues el ataúd  no podía dar vuelta en las escaleras.

Pero más extraordinaria aún es la historia de otro de los miembros de esta familia, el Sargento Mayor Juan Xuárez Gallinato que desde su llegada a Manila en 1580 hasta su muerte en 1615 prestó grandes servicios a la Corona. Así nos la cuenta José de Viera y Clavijo: 


"Landara Rey de Camboya en las Indias Orientales havia embiado al Gobernador de las Filipinas una Embaxada con ricos presentes, y ofreciendo hacerse Christiano y vasallo de España , como le socorriese contra el Rey de Siam, que iba a atacarle con un Exercito poderoso. El Gobernador Luis de Mariñas aprestó tres Embarcaciones con 120 Españoles y algunos Indios Filipinos, baxo el mando dé Juan Xuarez Gallinato. Mientras Gallinato aportaba á Malaca acosado de una tormenta , los otros Bageles llegaron a Camboya , a tiempo que el Rey de Siam havia ya deshecho a Landara , y colocado sobre el trono á Pra Near. Esta revolucion no quitó que los Españoles se acercasen á la Corte, pegasen fuego al almacen de la pólvora , embistiesen una noche el Palacio , y á favor de la confusion entrasen hasta el quarto del Rey, y le cosiesen a puñaladas, después de haver hecho pedazos sus guardias. A este ruido corrieron a las armas mas de 450 Indios, quienes con sus Elefantes atacarón a los españoles. Pelearon toda aquella noche; pero todo estaba perdido á no haver desembarcado Gallinato al amanecer con los suyos. Al punto dió ordenes muy apretadas para que obrando con retenida y moderacion, tratasen de aplacar y ganar á los Naturales. Encantados los principales de Camboya con la discrecion , sabia disciplina y demás prendas que veían en Gallinato, fueron a estar con él , y le ofrecieron la Corona. En esto se fundó (...) la voz que corrió por acá , de que Gallinato era Rey de Camboya..."

Pero ¿cuánto hay de verdad en esta historia? El historiador Florentino Rodao en su obra Españoles en Siam (1540-1939) nos hace un relato documentado de este episodio en el que nuestro lagunero tuvo un papel destacado. En 1596, y dentro del proceso de expansión española por el sudeste asiático, parte desde Manila la primera expedición hispana que manda Gallinato y de la que formaban parte también el castellano Blas Ruiz y el portugués Diego Veloso. 


El barco que dirigía Gallinato no pudo llegar a la capital de Camboya sí haciéndolo los dos juncos que comandaban Ruíz y Veloso. Estos se encontraron con que el rey que había llamado a los españoles se había exiliado -en realidad estaba ya muerto- y pronto comenzaron los roces con la colonia china allí afincada, que veía peligrar su hegemonía en la zona por la presencia hispana. En los enfrentamientos que siguieron los españoles expulsaron a los chinos, lo que alarmó al nuevo rey Ram Mahapabitr, creándose una situación en la que a los hombres de Ruiz y Veloso sólo les quedó elegir entre retirarse o atacar. Se optó por esto último y, tras haber herido de muerte al rey, se vieron rodeados, teniendo que huir hasta Phnom-Pehn. Mientras tanto, arribó Gallinato, quien tras enterarse de estos sucesos decidió retirarse hacia Conchinchina. 

Así acabó la primera expedición española a Camboya debido, como afirma Rodao, tanto “a la escasa disposición de los camboyanos a colaborar como por la decisión de Gallinato de retirada". Es en ese momento cuando, para convencerlo de continuar en el país, los españoles y un grupo de camboyanos le ofrecen el trono del reino que él rehusó. De aquí surge la leyenda que hemos contado y que tuvo amplio reflejo en la literatura española de la época, desde Góngora a Cervantes pasando por Claramonte: la de un lagunero que pudo ser rey de Camboya.

NOTAMi profundo agradecimiento a mi amiga María Luz Rodríguez Palmero, quien tanto sabe de esta casa y que me proporcionó la fotografía de la época en la que fue cafetería, así como la del cuadro que de la casa hiciera otra amiga, Loles Macau.