sábado, 7 de noviembre de 2015

La danza y el baile popular canario (II)

por Carlos García


En el siglo XIX se introducen en nuestra región músicas y bailes populares de origen centroeuropeo que encontraron una buena acogida en los ambientes rurales y campesinos. De la región de Polonia nos llegan las”POLKAS” que con sus compases ternarios, se convierten en el vehículo alegre y pícaro para expresar las letras. Es baile de galanteo que se realiza en pareja y con movimientos que recuerdan las danzas palaciegas de salón que, de este sustrato social, pasó a convertirse en baile y género popular. Existen variantes de la misma y es muy peculiar la que practica en Fuerteventura como baile suelto con saludos y reverencias de los danzantes.

Del mismo modo y procedente de centroeuropa, llegan las”BERLINAS”, que como indica su nombre procede de la ciudad alemana de Berlín, habiendo quién la hace proceder de la gavota francesa, con su compás binario y alegre en su expresión de danza. Se mantiene más arraigada en islas como las de Fuerteventura, El Hierro y La Palma como baile suelto y de pequeños saltos y movimientos muy alegres, que se estilaba mucho en las fiestas rurales y en los bailes de candil.

También las “MAZURCAS”, de origen polaco, de la región de Mazuria, de ahí su nombre, como baile de compás ternario que se practica como danza colectiva de parejas enfrentadas que se encadenan tocándose la punta de los dedos, dando tres pequeños saltos a un lado y a otro y algunos giros. Es un género folklórico básicamente instrumental donde cada tocador le da su peculiar forma y estilo. Se conocen en Gran Canaria y Tenerife donde se conjuntan con el anterior baile descrito conformando las polca-mazurcas.

Algunos derivados de estos bailes centroeuropeos  también llegan a Canarias con apariencias de polcas tales como el "SIOTE”y el “CHOTIS”, con clara referencia al schotish alemán que, de los salones aristocráticos pasaron a las capas populares de las islas. Es  el chotis baile conocido en Fuerteventura donde se ejecuta como baile de parejas sueltas siendo una especie de polca más picada según Talio Noda. El siote se mantiene y practica más en la isla de La Palma como baile suelto con los hombres en el centro, estáticos, y las mujeres girando a su alrededor, aunque existe una coreografía que lo viste con reverencias, pasos cortos, y algunos giros que nos recuerden su origen acortesanado, como vemos en Tenerife.

De aportación francesa y con llegada al archipiélago algo más tardíamente, siempre en el siglo XIX, tenemos el “PASACATRE”, derivado del pas a quatre, “paso a cuatro”, de compás binario casi idéntico al de polcas y berlinas. Su coreografía nos muestra su procedencia de los salones de bailes, de aire cadencioso aunque alegre y festivo, teniendo su baile la característica de realizar la misma figura, la pareja danzante, dos veces adelante y dos hacia atrás, siguiendo el giro de la rueda de los ejecutantes.

Y como final de influencias europeas decimonónicas, nombraremos,  el “BAILE DEL REMANGO”que se practica en la localidad tinerfeña de Santa Úrsula, en honor de San Luis de Francia como expresión única en la geografía española, a decir de Ramón Osorio.

Un baile muy popular que mantiene su ascendencia controvertida, es el conocido como “AIRES DE LIMA”, habiendo quién lo hace derivar de influencia americana y otros de portuguesa. Perviven en Canarias y se diferencian los practicados en La Palma como baile de filas enfrentadas, de galanteo, donde el hombre corteja a la mujer mientras la sigue en las vueltas, mientras en Gran Canaria se mantienen como cantos de velorio aunque, en algunas zonas, se conoce como isa de la parida y es bailable, para acompañar a la parturienta durante los nueve días que siguen al parto; también se entonaban en reuniones, fiestas y descamisadas, sirviendo de motivo para piques y enfrentamientos entre las parejas.


Entre los bailes o danzas practicadas en las fiestas tradicionales de las islas, voy a referirme en primer lugar  a la “DANZA DE LOS ENANOS”, que tiene su origen en la festividad del Corpus Christi y que se ha mantenido en la isla de La Palma como figura folklórica muy ilustrativa que define cada Bajada de la Virgen de las Nieves. Esta danza del siglo XIX se ejecuta en ritmo de polca con música del palmero Domingo Santos Rodríguez que, desde 1.925, se mantiene inalterable. Otro de los bailes festivos importantes es el que se desarrolla en la también Bajada de la Virgen, esta vez en El Hierro y en la festividad de la Virgen de los Reyes, que se mantiene desde el siglo XVIII. Para esta bajada, los bailarines ataviados con ricos y llamativos ropajes, ejecutan bailes en grupo y siempre ante la Virgen, acompañados por los tambores, pitos y chácaras, entre los que encontramos el”SANTO DOMINGO”, la “JUYONA”, el “TAJARASTE” y la “CONTRADANZA”, existiendo otro toque, no bailable, que sirve para descansar de la fatiga que producen los bailes, que es el “REDONDO”. Para no olvidarlo, mencionar otro baile de esta  isla del antiguo meridiano cero, que se manifiesta en fiestas y romerías y que lleva el nombre de “BAILE DE EL SANTO” caracterizado por sus coplas de pique entre los que lo entonan, hombre y mujer que, bailando, terminan enamorándose o enojados. Es baile que se ha perdido entre los herreños.

Siguiendo con los bailes que se practican en las fiestas y en torno a romerías, de las que tanto abundan en nuestras tierras isleñas, voy a referirme al conocido como “BAILE DE LAS CINTAS”, tan extendido en la celebración de las festividades de muchos pueblos y pagos. No es costumbre exclusiva de Canarias ya que sus antecedentes son antiguos remontándose a la costumbre que las sociedades primitivas tenían de bailar alrededor de un árbol sagrado o de un ídolo o símbolo divino, en clara relación con ritos de fecundidad y fertilidad, existiendo ejemplos en la península ibérica, hispana y portuguesa, pero también en Europa y Latinoamérica. Es la dendrolatría o costumbre de adorar a una divinidad en forma de árbol o piedra y que, a decir de Esquivel Navarro, evoluciona de lo que él denomina “danza del cordón”.

El baile de las cintas está muy extendido por nuestra geografía, encontrando los ejemplos de Gúimar, Candelaria, La Orotava, Valle de Guerra, Guamasa y  La Laguna, si nos circunscribimos a Tenerife. Además existen bailes emparentados como la danza de las varas del pago de Las Vegas, donde en vez de cintas se utilizan palos o varas y la de Guamasa en la  que se utilizan palos adornados con flores o arcos.

Encontramos reminiscencias remotas en las denominadas danzas cívico-religiosas por Bethencourt Alfonso, que los aborígenes realizaban en ocasiones principales y que él mismo describe diciendo que la conforman doce danzantes que bailan al compás de un tamborilero que a su vez toca la flauta en torno a un palo que conduce otro sujeto. Bailan realizando pasos adelante y atrás entrecruzándose por dentro y fuera con las cintas de colores que portan en su mano, vistiendo el palo, entretejiéndolo, estando su mérito en volverlo a desvestir sin parar la danza.

En otras ocasiones, como en un pueblo del sur de Tenerife, se ejecuta la “DANZA DE CHIMICHE”, con varas engalanadas, con música de cuerdas y acompañada de una pareja de chácaras, con un ritmo de vals. Las varas de palma están adornadas con papeles de colores y los bailadores, tres parejas y un guiador,  realizan movimientos elegantes y figuras que denominan como la estrella y el salto de la vara, en la festividad de la Virgen del Carmen, enlazando las varas entre las parejas. Es una danza derivada de la “DANZA DE LAS VEGAS” celebrada en la fiesta dedicada a Santa Ana y San Juan y única que en el archipiélago utiliza este elemento decorado en vez de cintas, palo central o arcos. De igual manera se practica en la zona de Charco del Pino otra conocida como “DANZA DE SAN LUIS”.

La “DANZA DE GUAMASA” o de las flores, se ejecuta en ritmo de tajaraste con tambor y castañuelas, y los bailadores, de dos en dos y en número de ocho, diez o más, bailan alrededor de un palo central del que salen los arcos que portan en las manos y que sirven para la danza en la que se ejecutan giros y cruces por parte de los bailarines. Semejantes son las “DANZAS DE TEGUESTE” o la de”VALLE GUERRA”, la “DANZA DE FASNIA”, la “DANZA DE EL ESCOBONAL”, la “DANZA DE LAS MERCEDES” o la “DANZA DE SAN DIEGO” en La Laguna, sin olvidar a la “DANZA DE GÜIMAR”, que sirven para celebrar y festejar en honor del santo, patrón o patrona del lugar que se trate, totalmente similares y ejecutadas delante de la imagen que sale en procesión.

Una danza mantenida en la zona norte de Tenerife, en el Valle de El Palmar de Buenavista, es el llamado “BAILE DE LAS LIBREAS”, de origen remoto y no bien conocido, que se realiza en la fiesta de la Virgen de la Consolación en el mes de septiembre. Es un baile que escenifica la lucha entre el bien y el mal, que ejecutan tres parejas de bailadores, todos masculinos aunque la mitad de ellos vestidos de mujer, que realizan saltos y giros al compás del tajaraste frente a la figura de “el diablo y la diabla”. El baile finaliza con la quema de los diablos. Este baile de las libreas tuvo otros lugares de práctica, como Icod, Valle Guerra y Tejina, aunque con diferente concepción ya que se desarrollan en forma parecida a los autos sacramentales, o como entremés teatral, siendo en las zonas de Buenavista del Norte donde se mantiene la tradición de los danzantes a ritmo musical.

Entre los pocos bailes que se celebran en la festividad navideña, donde los villancicos y divinos son los protagonistas, dentro de los llamados ranchos de pascua que tanto abundan en las islas orientales canarias, existe un baile que se practica en el interior del templo que el rancho acude a visitar, por ejemplo en la villa de Teguise de Lanzarote, que denominan “BAILE DE EL SALTO” y que se celebra frente al niño Jesús, en el los bailarines, ataviados de pastores, siempre danzan de frente y nunca de espaldas a la imagen con saltos y giros ostentosos y de forma muy dinámica, mientras el rancho ejecuta, instrumentalmente, con orquesta de cuerdas, panderetas, espadas, triángulos y sonajeros, una música primitiva y de condición religiosa. Existe, además, el “BAILE DE EL NIÑO” en la localidad de Taganana, Tenerife, que se celebra en la nochebuena al finalizar la misa del Gallo que grupos de bailarines, en la actualidad niños y niñas, bailan el tajaraste acompañando a la imagen de Jesús en la cuna en un claro gesto de adoración; es también practicado en la Punta del Hidalgo y en el pago de El Ravelo en el Sauzal. Y en la isla de La Palma  se celebra en la nochebuena el”BAILE DE LOS PASTORES” en localidades como Mazo y Tijarafe.

Para finalizar, quisiera recordar que muchos de los anteriores mencionados fueron bailes realizados en salones durante las fiestas y  con motivo de distracción y divertimento para los lugareños de los pueblos y pagos isleños, que , al ser practicados en recintos cerrados, en contraposición con los que se hacían en sitios abiertos, y casi siempre durante la noche, fueron denominados “BAILES DEL CANDIL” por el uso de las velas y candiles de petróleo o carburo para la iluminación del recinto, en pleno siglo XIX y antes de la aparición de la luz eléctrica. Esta costumbre ya se mantenía en las casas particulares, especialmente del ámbito rural, donde, con motivo del nacimiento de un niño, se celebraban los “BAILES DE PARIDA”, o también llamados “BAILES DE ÚLTIMA” en el noveno día tras dar a luz la madre.

Con posterioridad, y en el afán de mantener y celebrar estas reuniones sociales, donde el pueblo se divertía, se organizaron los bailes de candil con el añadido de cobrar una cantidad dineraria por asistir, motivo por el que comenzó a denominarse como “BAILES DE TAIFA” por la “tarifa” que el organizador cobraba a los hombres por el derecho a entrar en el recinto y bailar solo unos cuantos bailes, tras lo que debía de abandonar el salón y, si deseaba entrar, debía abonar nuevamente la taifa acordada, ya que las mujeres accedían de forma gratuita.

Si los bailes se celebraban en alguna  festividad determinada, tomaban su nombre específico; así, por ejemplo, los “BAILES DE SAN PASCUAL BAILÓN” en los que se colocaba una vela con una cinta por la mitad para marcar el tiempo durante el cual los hombres sacaban a bailar a las mujeres hasta que se quemaba la cinta, momento  en el que las mujeres pasaban a ser las protagonistas del baile pudiendo sacar a la pareja masculina que les apeteciera.
           
Estos bailes eran animados con orquestas a base de cuerdas, con guitarras, laúdes, bandurrias y timples, introduciendo algún violín o acordeón que daban música a la reunión acompasados por el ritmo de panderetas y tambores; esto motivó que en los casinos o sociedades donde se reunían los vecinos se les conoció como “BAILES DE CUERDA”; incluso por las colas que se formaban para entrar y poder disfrutar de la ocasión que se brindaba, en algunos pueblos se les denominó como “BAILES DE COLA”.

Concluyo esta exposición que he realizado a modo de repaso y resumen por los bailes y danzas de Canarias, sabiendo que pueden existir algunos más que no han sido comentados aquí, pero que, con lo escrito, se puede tener una visión amplia que nos permita conocer mejor esta parte fundamental de la cultura musical de nuestras islas. Todos estos bailes y géneros musicales  bailables nos dan una peculiar riqueza folklórica que nos diferencia y determina extraordinariamente y suponen un gran legado de nuestros antepasados que se han mantenido a lo largo del tiempo, por lo que sería interesante mantenerlos y conservarlos, como así se hace en la actualidad por los muchos grupos folklóricos que los practican y cultivan, para que no se pierdan y trasmitirlos a las próximas generaciones de canarios para que sepan y conozcan de nuestra tradición cultural.