martes, 2 de octubre de 2012

Los otros Tenerife

por Melchor Padilla

Como saben ustedes, hace unos años el lema de nuestro gobierno era "Canarias, una tierra única". Es posible que lo sea, pero en el caso de Tenerife no tanto. ¿Por qué decimos esto? Pues porque no hay un único Tenerife, hay muchos más. Un somero repaso a la geografía del planeta nos permite ver topónimos como el nuestro en muchos lugares distintos de la Tierra. Hay hoteles en Singapur y Carolina del Norte que se llaman igual que nuestra isla y hay una granja de Cornualles, en el Reino Unido que, no sabemos por qué razón, se llama también Teneriffe.


El ejemplo más conocido, pues ha sido reflejado en muchas ocasiones por la prensa, es el municipio colombiano de Tenerife en el Departamento de Magdalena, de 24.000 habitantes, que en otros tiempos tuvo una gran relevancia en el comercio que navegaba por el río del mismo nombre, pero que en la actualidad está entre los municipios más pobres de Colombia. Fue fundado por el capitán Francisco Henríquez en 1543, que le puso el nombre de Tenerife en honor a los Fernández de Lugo, conquistadores de La Palma y Tenerife y también de la región de Santa Marta en Colombia. Esta ciudad aparece citada en un par de ocasiones en la novela El amor en tiempos del cólera de Gabriel García Márquez.

Si buscamos en la Red utilizando la antigua forma de escribir en inglés el nombre de nuestra isla, Teneriffe, encontraremos algunos ejemplos curiosos. Adentrándonos en el mar de las Antillas hallamos en la isla de Barbados otra referencia como las que estamos señalando: en su costa oriental encontramos el nombre de Pico Teneriffe.

Es un cabo rocoso, que no llega a 100 metros de altitud, que recibe su nombre, al parecer, del hecho de que Tenerife es la primera tierra al oriente de Barbados, según los habitantes del lugar.


Mucho más lejos, en el otro extremo del mundo, en la ciudad de Brisbane (en el territorio de Queensland en Australia), encontramos un pequeño barrio de unos 4.500 habitantes que, pese a las peticiones de sus residentes, no tiene categoría administrativa propia. Recibe también el nombre de Teneriffe.

Fue denominado así en recuerdo de la isla y de su pico, el Teide, por el especulador James Gibbon, y en el pasado se caracterizó por la existencia de varios almacenes de lana en la zona. Estos almacenes fueron reconvertidos hace unos años en edificios de apartamentos dando lugar a una zona residencial con gran número de servicios, entre los que destacan los restaurantes.

Nos desplazamos hasta el estado de Washington, en la costa oeste de Estados Unidos, y allí nos encontramos, a poca distancia de la ciudad de Seattle, una montaña conocida como Mount Teneriffe, de unos 1.500 metros de altitud.

Pero el planeta se hace pequeño para nuestra isla. Soñemos en salir al espacio y dirijámonos a la Luna. Allí también, en la parte central del Mare Imbrium, en el hemisferio norte de nuestro satélite, podemos ver una serie de montes de una altura máxima de 1.500 metros que se denominan, cómo no, Montes Teneriffe, bautizados así en memoria de Piazzi Smyth, el primer astrónomo que observó el Universo desde las cumbres de la isla.


Como pueden ver, existen no uno sino muchos Tenerife repartidos por ahí.

Termino con una sugerencia a las autoridades insulares: ¿Por qué no se pone en algún lugar de la isla un poste indicador de las distancias entre nuestro Tenerife y sus homónimos?

ACTUALIZACIÓN

Una vez publicado este artículo, dos amables  lectores nos hicieron llegar más referencias acerca del nombre de Tenerife en otros lugares del mundo.

La primera de ellas se refiere a Mount Teneriffe, cerca de la población de Euroa en el estado de Victoria, en Australia.


La segunda es el Cerro Tenerife, cerca de Puerto Natales, en la Patagonia Chilena, que fue bautizado así debido a la región de procedencia de los primeros colonos españoles.




No hay comentarios:

Publicar un comentario